Son numerosos los artistas cuya existencia desgraciada nos asombra. El observador siente una extrañeza a la que no encuentra explicación, pues compara sus vidas atormentadas con la genialidad de su arte. No hay una distinción clara a la hora de analizar las razones, es común la desesperación por la ausencia de reconocimiento, pero se da en casos donde se ha alcanzado el éxito, como en el de Anne Sexton. Desequilibrados (llegando incluso a la locura), inadaptados a la sociedad en mayor o menor grado, desde rozando la miseria hasta sumergidos en la completa autodestrucción, son muchos los casos a lo largo de la historia de incapacidad para vivir en paz, llegando en ocasiones al suicidio.
Las memorias de su hija se publican por primera vez en España. Lo tienen en el artículo.
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