Un bibliobús me sugiere la romántica idea de elevar hasta el conocimiento a aquellos para los que está vedado, y no lo está sólo por la distancia o la falta de medios, que es lo que solucionan los libros sobre ruedas. Aun funcionan, como pueden ver, en estos tiempos donde todos desde cualquier sitio y momento accedemos a la Torre de Babel desde internet, pero el bibliobús es de esas cosas que, aunque lleguen a ser obsoletas, nunca deben desaparecer porque mueven nuestra ternura y la ternura se transmite y contagia y es vital en estos tiempos de tanta injusticia y maldad.
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