Porque de esta literaria forma y no de otra se puede calificar la imposibilidad de que un escritor deba elegir entre los derechos sobre su obra y su pensión. Cuesta decidir por dónde comenzar. La pensión (si la tiene), el escritor se la ganó con otra actividad por la cual tributó. Si a la vez percibió derechos de autor, tributó por ellos. Me pregunto qué cantidad cobrará este o cualquier escritor o cualquier español, dudo que alguien discuta que una cantidad justa para vivir dignamente, probablemente menos, nunca más. ¿Se hacen una idea de la cantidad, y cómo y en qué plazos se cobra, que suponen los derechos de autor del 99% de los escritores? ¿Se hacen una idea alguno de los lectores de lo que supone trabajar ocho horas y desplazarse al trabajo y atender a las necesidades domésticas personales y de otros y a…? Sería interminable. Aun así, algunos escribimos; en mi caso, no puedo dar un porqué razonable: ahora sé que no es vocación ni pasión, es prisión y tortura, no es sensato, pero es lo que soy.
Los escritores no tenemos elección: escribimos.
No podemos tener leyes injustas o carentes de sentido común en una democracia estable y en uno de los países cultural e históricamente más importantes del mundo. Cuidemos lo que ya tenemos porque es muy valioso, se ha producido una reacción y hay un marco legal al que acogerse, querríamos mejorarlo, pero valoremos que disponemos de él, no todos pueden decir lo mismo. Compruébenlo leyendo el artículo.
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Bueno, tan kafkiano como tener que pagar IRPF por el cobro de una pensión que es el resultado de haber tributado 1/3 de tus ingresos durante décadas.
La voracidad recaudatoria de estos sicarios no conoce límites.. bueno sí: a los verdaderamente ricos no les hacen pagar, a esos, como dice el dicho, “sólo podemos hacerles gastar, nunca hacerles pagar, porque son los dueños de todo esto”.