No está en cuestión si debe o no hacerse, si está bien o mal hecho, no debe dejar de publicarse a Celine por sus ideas, al contrario. Lo que debemos preguntarnos los que nos hacemos preguntas es por qué, esto sí que tiene importancia, toda la importancia. Preguntas que se hacen en el artículo del que disponen en el enlace, con cuya conclusión estamos de acuerdo. Precisamente para que Francia restañe sus heridas, para que los europeos restañen sus heridas, debemos actuar desde la Realidad, y esta implica conocer la Verdad, y lo cierto es que Celine escribió sus libros, fue publicado y leído, y fueron muchos los que comulgaban con sus ideas. Y comulgan. Esas ideas son el enemigo, sin duda, y tener un enemigo supone carecer de opciones: hay que combatirlo, ¿y cómo vamos a luchar contra un enemigo que ni vemos ni conocemos? Leer a Celine no va a generar una ola de antisemitismo, sino probablemente lo contrario, y leerle, al igual que a otros, es necesario para entendernos a nosotros mismos y caminar hacia delante. Gallimard tendrá sus razones, pero nos aventuramos a afirmar, como diría el castizo, que son pan para hoy y hambre para mañana.
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