Libreros

No puede perderse el librero tradicional, sus escaparates embelleciendo el centro de nuestras ciudades y la mesa donde, disimulando nuestra ansiedad, rastreamos novedades y reediciones. Al comprar a través de la red parece que nos distanciamos de nuestros autores, como si levantáramos un muro helado al perder el momento mágico en que pagamos por su trabajo a ese librero que parece haberlo leído todo y nos hace un comentario erudito o una recomendación inesperada. Siento que traiciono a ambos.

Sabemos que echaríamos de menos a nuestros libreros, reconozcamos que los necesitamos, y, aunque en ocasiones hay que mirar por el bolsillo, pongamos algo de nuestra parte y creemos el equilibrio.

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