La única cuestión es el Cómo. Y lo primero definir los Principios. Podemos (este es el podemos trascendente, no el que ustedes piensan) y Debemos. Este artículo, a estas alturas (estamos en 2019, lector) aun horroriza y uno no lo vivió ni tiene ese tipo de experiencias en el círculo más cercano, aunque sólo debo ampliar unos centímetros ese círculo, lector, y ya tengo una en mi propia familia, una experiencia muy muy parecida. Muy parecida. Yo creo que no debe olvidarse, cuidado, digo olvidarse, con lo cual imaginen a los que sufrieron lo relatado en el artículo.
Somos la generación que puede y debe cerrar la cicatriz y, cuidado, mantener siempre en nuestras cabezas y corazones esa cicatriz: con dolor y con el orgullo de la herida cerrada pero jamás olvidada. “Nosotros, hijos de los vencedores y de los vencidos” es una frase de este artículo donde dos españoles, y hubo muchos más, en circunstancias realmente duras, empezaron a trabajar por una auténtica reconciliación nacional, nacional de nación, de España, el país que tenemos y el que, con todos sus defectos nos ha hecho posibles, pero también con sus virtudes. Lean el artículo.
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Hoy no hacen otra cosa nuestros políticos que mirar atrás, no por respeto a los muertos, ni a la Historia (tan alejada a veces de “su memoria histórica), sino por arañar un puñado de votos de los incautos que aún encienden un aparatejo electrónico pensando que se van a informar de lo que pasa en el mundo.
Sigo preguntándome por qué nadie, de izquierdas o derechas, me recomendó que leyera a Chaves Nogales en mi juventud, quizás sea porque un adolescente que lea su prólogo de “A sangre y fuego” probablemente quede vacunado contra la estulticia y la manipulación maliciosa para el resto de su vida.
Mientras tanto, el resto que siga creyendo en historias de buenos y malos y, sobre todo, votándoles y “disfrutando” luego de lo votado.
Algunos amigos míos creen que no me importa la política, cuando la política es VITAL. Me explico: no me INTERESA, pero no me interesa ESTA política. Sin Política no hay Estado y sin Estado no se puede vivir civilizadamente. Nuestra clase política mira atrás desde la ignorancia, utiliza muertos movida por bajos intereses, no los respeta, estoy de acuerdo, en busca de los votos de necios, ingenuos e ignorantes. Nadie nos iba a hablar de Chaves Nogales, Antonio Bahamonde, Julián Zugazagoitia, ni nos iba a leer “Madre España” de Miguel Hernández, se les desmontaría su cuento de buenos y malos. Se les sigue votando, es cierto, pero algo está cambiando.