Mukamba, el “soldado” ugandés de nueve años que nos apunta desde la portada de este libro, es uno de entre las decenas de miles de niños reclutados para participar en sangrientos enfrentamientos en el mundo entero. Esto debe saberse. Lo que les ofrecemos es un estudio científico que evalúa “el estatus del niño soldado en el derecho internacional, haciendo hincapié en aquellos casos en que las leyes humanitarias internacionales no proporcionan una protección efectiva”, atentos a la frasecita, que sólo puede provenir del mundo anglosajón.
No dudo sobre esto: si están seguros de que sirve para ello, pongan su granito de arena para mejorar el mundo. Pero, siempre hay un pero. El que no esté formado que se tome la molestia de estarlo. Estamos educando (o permitiéndolo o viéndonos imposibilitados para evitarlo) a nuestros hijos en una tolerancia falsa que no sólo les mete en vena que deben ocuparse de los que llegan ilegalmente a nuestro país y que debemos mantenerlos, sino incluso de que son responsables de lo que les obliga a llegar a España. Sin formación para pensar y sin datos, como estos: índice de natalidad mínimo para reposición de la población, índice español, índice en el áfrica subsahariana, porcentaje a nivel mundial de gasto social en Europa, estado de la seguridad social española y futuro de las pensiones, o simplezas como: un varón de raza negra, joven y en buen estado de salud, que llega hasta aquí cruzando el desierto marroquí, ¿Qué era en su país? Hablen con policías en activo.
Hagamos cuanto podamos sabiendo la verdad y partiendo de la realidad. Tiene un reportaje en el enlace.
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