Una muestra del pensamiento de Joaquín Estefanía, que tanto compartimos. Lean en este artículo lo que de verdad importa, pues en él se habla de la ruptura del contrato social, uno de los factores imprescindibles para la cohesión de cualquier sociedad. La ya olvidada crisis de 2008, tan olvidada como presente, tan indicadora de la siguiente, rompió el acuerdo tácito mantenedor de un equilibrio que la experiencia demostró firme y componía un aspecto vital de la democracia (esa que sólo tenemos en apariencia, también antes de la crisis) y la estabilidad de la sociedad: Yo cumplo con TODO lo que impones, cumplo la ley, estudio lo que me permita ganar dinero (no mi vocación, privilegio de ricos) y asumo que no tengo poder ni lo tendré, a cambio cubro dignamente mis necesidades, mis hijos tienen UNA oportunidad, hay orden y seguridad y no me insultas en exceso con tu burla demostrando cuanto nos robas. En otras palabras: roba y sigue robando, no lo puedo evitar, pero al menos déjame vivir, miarma; en España eso se rompió, sigue roto, y no se puede recomponer, tan solo ir uniendo los trozos torpemente con pegamento de los chinos y resignación. Vean los datos (cuantos datos no habremos leído) que ofrece Estefanía: son escalofriantes. De modo que sepan (y asuman) que no es suficiente con aceptar las injustas e impuestas reglas del juego: cuando deban ser aplicadas los poderosos se reirán de ellas y los débiles las sufrirán.
Decía José Martí que el problema del mundo es la desigualdad, y nuestro articulista está de acuerdo con él. Y atentos a su última frase.
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