En efecto, hay cierto tufillo en el ambiente, tal y como lo describe el autor del artículo. No es sólo la aspereza dialéctica del combate político, las cicatrices de la crisis no han cerrado y flota una sensación, comprensible, de falta de fe en nuestro país. Es muy interesante la reflexión del articulista, la tienen en el enlace.
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