No se puede negociar con quien no sabe razonar, y para esto mejor un malvado que un tonto, pues el primero sabrá mirar por sus intereses, sabrá ceder.
Como los malos no son tontos, se han organizado en todos los países y en todas la épocas, no somos una excepción.
En el XVI se llamaba La Garduña. Tienen un artículo en el enlace.
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