Hubo tiempos en que un insulto, incluso una mala contestación, podía suponer que te retaran a duelo. Hace aproximadamente un siglo era algo, hasta cierto punto, común. Nobles y ricachones se batían a sable o pistola, las clases consideradas “bajas” (más bajunos solían ser los primeros) lo hacían a navaja o con las manos desnudas.
Cuando éramos niños, ninguna ofensa podía quedar sin respuesta, y no existía Bulling, o Buying, o como se llame, pero los más fuertes y malvados “puteaban” a quien podían, por simple maldad; esto es Andalucía, se dice de otras mil maneras, pero con esa nos entendemos. Todos (creo) hemos sobrevivido con pocas o ninguna secuela, y en todo caso con las mismas que podríamos tener ahora; y nunca he escuchado que ningún niño se suicidara por Buying, ahora parece ser que se dan casos. Quizá algunas cosas se podrían hacer mejor para evitar una tragedia así, pero somos “civilizados”.
Como existe un cierto nivel de impunidad, las ratas se aprovechan de ello, y paga la gente de bien que se somete a las reglas de convivencia. Si te pudieran retar a duelo, el carácter disuasorio mantendría a raya a las ratas y la gente de bien, que no hace daño a nadie y se deja la vida pagando impuestos por una pobre recompensa, no tendría que soportar a la gentuza, que lamentablemente la hay.
Como en el cole: no existe un niño en la historia de la humanidad que después de recibir unas buenas ostias (sin consagrar) volviera a por más. Ojalá hubiera otro método.
Que agustito ma quedao.
Lean el artículo, lo tienen en el enlace.
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En este campo del honor no nos olvidemos del genial, y no por ello menos bragado (que así, o bravo, se llamó siempre al valiente en la Baja Andalucía), D. Ramón María del Valle-Inclán, que pagó con el tributo de su brazo izquierdo sus pocos melindres a la hora de batirse cuando las palabras subían de tono y había que hacerlas a un lado para pasar a los hechos.
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Como una vez le dije a un auténtico Malvado que se escondía tras su mesa de despacho: “En España habéis mucha gente que gozáis de buena salud gracias a la protección que os brinda el Código Penal”; coleccionaba espadas, carecía de Honor y de Humanidad.
Ahora somos civilizados, políticamente correctos, y el respeto (en el que nos educamos algunos y que al faltarse no podía quedar sin respuesta) sólo está a disposición del que dispone de un tipo de fuerza: el dinero. En mis tiempos no era norma que se le faltara al respeto impunemente a un hombre.
Felicidades! y muy agradecida por la aportación, considero qué se
trata el tema de manera objetivo y se aborda con profesionalismo.
¿Debería de leer algún libro para profundizar más, cuál me recomiendas?
hola Liliana, en este tema en particular no conocemos un libro para recomendar. es una reflexión surgida del artículo que tienes en el enlace. Te sugiero navegar por la web, donde hay muchos otros temas que te pueden interesar, y de los cuales podrían nacer sugerencias de lectura. un saludo.