Rigen ahora que antes de la crisis. Por ello quien ha pescado en este rio revuelto, disponiendo de medios para evitarlo, no va a poner su dinero al servicio del bien común: ya tiene un bien que atender, el propio. Sería ingenuo (decimos ingenuo por no insultar, aunque es insultante que se escriban artículos como este, que de todas formas recomendamos leer) creerlo, puesto que sólo lo haría si alguien tuviera fuerza para obligarlos.
Nadie la tiene, porque los principios no han cambiado. Lean el artículo en el enlace.
Si lo deseas, puedes dejar tu comentario pulsando en el título de esta entrada. Esperamos tu opinión.