Este es un artículo sobre lo indemostrable, al menos hasta cierto punto. Precede al que ofreceremos la semana que viene, en el cual expondremos las distintas opiniones de autores clásicos y modernos sobre un tema polémico, novelesco, tan estudiado como vilipendiado, en el que tantos creen, del que tantos se burlan; sobre estos últimos queremos decir que no sólo no tienen respuestas, ni siquiera se hacen La Pregunta. Nosotros somos buscadores, no podemos (y quizá nadie pueda) hacer ciertas afirmaciones con rotundidad, pero mantenemos la mente abierta de una forma crítica, y no juzgamos.
Una parte de La pregunta es qué somos. El Hombre es cuerpo, mente y espíritu. Así nos fue transmitido por el Maestro en que depositamos nuestra confianza, como un conocimiento ancestral al que de forma crítica sometimos a nuestra inteligencia, experiencia e intuición. Existen estudios antiguos que tratan estos temas en una profundidad que no alcanzamos, que exigirían toda una vida de estudio, y por tanto no entraremos en ello.
El Cuerpo físico está compuesto por una materia densa que se puede percibir con nuestros sentidos, posee forma y sustancia con el que nuestro yo se manifiesta en este plano de existencia.
El Alma es el yo pensante y consciente, tanto cuando está unido al cuerpo físico como cuando se separa de él. Está formado por materia al igual que el cuerpo físico, pero esta es más sutil, menos densa, y también posee forma y sustancia, aunque no se puede percibir con nuestros sentidos materiales.
El Espíritu es nuestro verdadero yo, cuerpo físico y alma no lo son, tan sólo esta última es más sutil que el primero. El Espíritu es la única y verdadera parte inmortal del Hombre.
Somos La Resistencia.
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