No se comprende la desatención al estudio de las humanidades, cuando son vitales para el buen progreso de las sociedades. Se deduce que el progreso que contemplan los que toman las decisiones es la prolongación de la situación de desigualdad en que vivimos. La opinión interesada y miope de quien las desprecia es comprensible, pero es curioso que quien las defiende las considere también inútiles. Es un error, las humanidades son vitales y económicamente productivas, imprescindibles para el equilibrio en una sociedad sana. Adela Cortina lo explica detalladamente en el enlace, no se lo pierdan.
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