Evaluar

Es erróneo y malintencionado hablar de falta de sensibilidad o de solidaridad de los españoles, y estoy de acuerdo con el articulista: hay que evaluar. Como yo estoy escribiendo este artículo y no las tengo y debería de tenerlas y debería de darlas el articulista (me refiero a las cifras), dígame usted como evaluamos.

¿Creyendo lo que usted escribe porque usted lo escribe?

 Así no. Aporte las cifras.

No creemos que sea comparable la emigración española del pasado siglo con la situación actual, y nadie en su sano juicio está contra los Derechos Humanos. No conozco racistas pero conozco bastantes descerebrados que declaran serlo, y conozco mucha gente que no está descerebrada y que se manifiesta en contra de algunos inmigrantes en CONCRETO, con toda la razón del mundo; inmigrantes con los que muy probablemente no tiene que convivir el articulista.

Señor evaluador, hay que preguntarse quién llega y como llega. Porque si llegan personas formadas, o sin formación pero dispuestas a trabajar honradamente y convivir en paz, le aseguro que no hallan problemas. Pero si uno vive en una calle donde hay 40 familias honradas dejándose la vida para pagar su hipoteca y sus impuestos (léase sobrevivir) y una familia de ocupas contra los que nadie, SUBRAYO NADIE, puede hacer nada, burlándose de todos nosotros desde hace 6 años, SUBRAYO SEIS, ¿acaso piensa que esto es aceptable, acaso cree que este es un caso aislado?

¿Cree que esto es demagogia?

“Firmando acuerdos vergonzosos…” apunta el articulista. Le aseguro que nosotros también pasamos vergüenza, y rabia e impotencia, por decenas de incidentes que no se pueden relatar aquí.

“Desgraciadamente, en estos últimos años España no ha jugado un papel positivo para mejorar estas políticas de asilo. Sin olvidar que la respuesta ciudadana ha sido de plena solidaridad, reclamando en su inmensa mayoría el cumplimento de los acuerdos de acogida a las personas refugiadas”, escribe el articulista. Bueno, esto es simplemente (escrito así) engañoso.

No somos insolidarios, no somos racistas, no los atacamos porque, entre otras cosas, estamos muy ocupados trabajando, y no los criminalizamos ni decimos que los causantes de los males de España sean ellos porque no somos tontos, simplemente. Lo que sí somos es los vecinos y los amigos y los familiares de esa pareja honesta que paga para que existan organismos como el suyo, que se dejan la vida en trabajos precarios y cuando van a renovar la beca de comedor les dicen que no, que hay otros en peores condiciones, y esto es lo que amenaza la cohesión social. Si estoy equivocado gustosamente rectificaré, pero veámoslo con los datos que usted no me dará, porque de los datos se extraen conclusiones y estas le dejarían en evidencia. Estoy de acuerdo en que el contexto es amenazador, pero para los españoles. Quiere que nos convirtamos en un referente, pues sepa que este pueblo lo sería, pero ¿Quién lo paga? ¿usted o a la familia que este año carece de comedor social le quitamos algo más?

Deme datos y rectificaré, o mantendré la opinión de que el problema no son los españoles, sino algunos españoles como usted.

No todo el que llega viene a “rehacer su vida en paz”, señor, y en cualquier caso en mi tierra a la situación creada y que usted quiere potenciar se le llama “desvestir un santo para vestir otro”, lo cual no tiene sentido. Y para cerrar con mi tierra donde tanto se trabaja, un chistecito que por aquí contamos: “¿en Rumanía vive alguien?”

Por si alguien se atreve, el artículo está en el enlace.

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