La autora reflexiona sobre la realidad vista con amplitud de miras. Una educación ética es uno de los componentes hacia el ejercicio de lo mejor que tenemos como seres humanos: el Bien. Y alcanzarlo sólo es posible desde lo que somos y desde el momento en que estamos, sólo cabe actuar con inteligencia, pero bien entendida, no mirando egoístamente por nuestro interés y bienestar a corto plazo y olvidar el de los demás, lo que supone, evidentemente, perjudicarnos todos a largo.
Nadie dice sea fácil, nadie dice que sea indoloro, decimos que es necesario: hay que educar. Comenzar a construir la casa por donde se debe y de la única manera posible: por los cimientos. Una sociedad estable ha alcanzado valores éticos comunes que la sustentan, valores que han sido acordados, no impuestos, y por alcanzarlos entendemos que los ha llevado a la práctica.
Si es evidente que hay que educar ¿por qué no se educa? No sean ingenuos, no sean ciegos, despierten: hay intereses que no lo permiten, y contra ellos hay que luchar.
El final del artículo es de lectura obligada, les doy mi palabra.
Si lo deseas, puedes dejar tu comentario pulsando en el título de esta entrada. Esperamos tu opinión.