Comprendo que Antonio Muñoz Molina reflexione sobre azar y libros. Para el adicto a la lectura el azar es una cara de la moneda junto a lo no leído: cae de manera inesperada en nuestras manos un volumen desconocido que se torna imprescindible, saboreado, lo cobijamos en nuestros anaqueles con la mente puesta en esa segunda lectura que ya acariciamos. Acostumbrados, no nos sorprende el acierto de esa mano invisible: la experiencia demuestra que la casualidad es apariencia y que estábamos predestinados al encuentro. Pero no hay alegría en el azar del lector, una sombra en forma de pregunta nos envuelve: el miedo a la infalibilidad de la caprichosa fortuna… habrá libros que no encontremos… Quizá no deba preocuparnos, y sólo importe donde irán nuestras lecturas cuando ya no estemos.
Pulsa en la imagen para acceder al enlace
Si lo deseas, puedes dejar tu comentario pulsando en el título de esta entrada. Esperamos tu opinión.