Lean el artículo, está donde siempre.
Pero vaticino: pase lo que pase la clase media saldrá perdiendo.
Si lo deseas, puedes dejar tu comentario pulsando en el título de esta entrada. Esperamos tu opinión.
Por JOAQUÍN ESTEFANÍA.
La obra de Fitzgerald es una novela de clase en la que el dinero sirve para comprar la distancia social con el fin de marcarla mejor. Trata de muy pocos personajes de la clase elevada y de un testigo que se asimila a ellos.
En el libro no aparece la mayor parte de la sociedad americana, la que tuvo que emplearse en combatir durante la Primera Guerra Mundial: es como si no existiera. El autor describe los excesos de los felices veinte, cuya burbuja, explotada, dio lugar a la Gran Depresión de tres lustros después. Jay Gatsby, el caballero que reina sobre West Egg, es el arquetipo de una época dominada por los excesos sociales, las grandes diferencias, el gansterismo y la corrupción política generalizada que acabó en la mayor crisis del capitalismo de todos los tiempos. Fitzgerald tiene la técnica literaria de fijarse en uno de los dos extremos de la sociedad, el de la gente bonita, riquísima, las mansiones, los criados fieles, la rutilancia de las noches sin mesura, en definitiva, el mundo de los ricos.
Es la imagen del esplendor y de las élites de Pareto. Casi nueve décadas después de aquello, la sociedad de los extremos y de la polarización han vuelto a Estados Unidos, tras el paréntesis del New Deal y su influencia en la sociedad americana.
Si lo deseas, puedes dejar tu comentario pulsando en el título de esta entrada. Esperamos tu opinión.
La gran recesión. Sobre una veintena de ellos nos habla Joaquín Estefanía en este completo artículo. De la mayor intervención con dinero público (suyo, mío) de la historia para salvar el Capitalismo (que ahora se llama “los mercados”), es de lo que trata, de un castillo de naipes sin sentido (o sí) donde unos pocos controlan esa entelequia llamada dinero, y, con un palabra suya, o retirando un naipe, llevarían a la Humanidad a la miseria en cuestión de días. Y algunos creemos en su maldad absoluta: si les interesa, lo harán.
Si lo deseas, puedes dejar tu comentario pulsando en el título de esta entrada. Esperamos tu opinión.
La papeleta del equilibrio presupuestario y los múltiples aspectos a atender por Sánchez: la herencia recibida, la debilidad parlamentaria, Bruselas, la necesidad de implementar políticas diferentes a la peperas para legitimar el ideario de izquierdas. Complejo. Aquí tienen el análisis de Joaquín Estefanía.
Si lo deseas, puedes dejar tu comentario pulsando en el título de esta entrada. Esperamos tu opinión.
Una muestra del pensamiento de Joaquín Estefanía, que tanto compartimos. Lean en este artículo lo que de verdad importa, pues en él se habla de la ruptura del contrato social, uno de los factores imprescindibles para la cohesión de cualquier sociedad. La ya olvidada crisis de 2008, tan olvidada como presente, tan indicadora de la siguiente, rompió el acuerdo tácito mantenedor de un equilibrio que la experiencia demostró firme y componía un aspecto vital de la democracia (esa que sólo tenemos en apariencia, también antes de la crisis) y la estabilidad de la sociedad: Yo cumplo con TODO lo que impones, cumplo la ley, estudio lo que me permita ganar dinero (no mi vocación, privilegio de ricos) y asumo que no tengo poder ni lo tendré, a cambio cubro dignamente mis necesidades, mis hijos tienen UNA oportunidad, hay orden y seguridad y no me insultas en exceso con tu burla demostrando cuanto nos robas. En otras palabras: roba y sigue robando, no lo puedo evitar, pero al menos déjame vivir, miarma; en España eso se rompió, sigue roto, y no se puede recomponer, tan solo ir uniendo los trozos torpemente con pegamento de los chinos y resignación. Vean los datos (cuantos datos no habremos leído) que ofrece Estefanía: son escalofriantes. De modo que sepan (y asuman) que no es suficiente con aceptar las injustas e impuestas reglas del juego: cuando deban ser aplicadas los poderosos se reirán de ellas y los débiles las sufrirán.
Decía José Martí que el problema del mundo es la desigualdad, y nuestro articulista está de acuerdo con él. Y atentos a su última frase.
Si lo deseas, puedes dejar tu comentario pulsando en el título de esta entrada. Esperamos tu opinión.