En efecto, hay cierto tufillo en el ambiente, tal y como lo describe el autor del artículo. No es sólo la aspereza dialéctica del combate político, las cicatrices de la crisis no han cerrado y flota una sensación, comprensible, de falta de fe en nuestro país. Es muy interesante la reflexión del articulista, la tienen en el enlace.
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Todos podemos y debemos pensar. La filosofía ha vuelto a los planes de estudio, y la filosofía funciona con argumentos, lo cual implica que pueden ser rebatidos, y para rebatirlos hay que debatir y para debatir hay que pensar: todo ello supone una mejora de la convivencia.
Y saber convivir es vital.
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Esto se deduce de artículos como este y de la opinión de autoridades como Krugman. Así funciona el Sistema Y, si algo puede hacerse, habrá que comenzar por saber. Tienen el artículo en el enlace.
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No se comprende la desatención al estudio de las humanidades, cuando son vitales para el buen progreso de las sociedades. Se deduce que el progreso que contemplan los que toman las decisiones es la prolongación de la situación de desigualdad en que vivimos. La opinión interesada y miope de quien las desprecia es comprensible, pero es curioso que quien las defiende las considere también inútiles. Es un error, las humanidades son vitales y económicamente productivas, imprescindibles para el equilibrio en una sociedad sana. Adela Cortina lo explica detalladamente en el enlace, no se lo pierdan.
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Sabemos que los animales sienten, que unos sienten más que otros y de manera diferente. Y sabemos que hay especies inteligentes. Siendo esto así, me pregunto si evolucionan y adonde nos conducirá, y que fuimos nosotros, y desde donde y como evolucionamos. Interesantes reflexiones inspiradas por este artículo de opinión que ofrecemos en el enlace.
Hay una ballena beluga en el Támesis.
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La revolución tecnológica influye en la organización política de los estados. En este momento estamos en mitad de la “tormenta” y no podemos predecir que consecuencias tendrá; y menos los que no tenemos la información. A los nuevos y no tan nuevos gurús que predicen (que gran capacidad) que la tecnología superará y sustituirá a la política hay que preguntarles quien les paga el sueldo, quién los financia, de modo que sepamos quién está dando una nueva vuelta de tuerca manipuladora con eufemismos como el “internet de las cosas” a los pobres restos de privacidad y libertad de los que “gozamos”.
Lean el artículo de Innerarity, estamos en plena transformación y algo es seguro: no debemos ignorarlo.
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Parece sinónimo de guerra. No parece tener solución. Quizá sólo la tenga fuera de la interpretación que los occidentales damos a la palabra solución. Que ingenuidad… mejor callar.
En fin, un artículo como, digamos, recordatorio: solo es otro lugar en el mundo donde se mata y se sufre sin sentido.
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Y ya, porque lo que ocurre en Cataluña es muy grave y preocupa y afecta a todos los españoles. La filósofa Victoria Camps pide contención y diálogo y no nos extraña: ella piensa. Deberíamos tener buenos políticos que tuvieran principios, principios compatibles con el bien común, que tuvieran vocación de servicio y no estén al servicio de una minoría o al de sus propias ambiciones personales, puesto que se acercarían al diálogo (hay que dialogar) de buena fe y practicando la contención, puesto que somos el mismo país y hay que llegar a acuerdos de convivencia, no hay que vencer.
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Sí, pero la historia nos enseña que no ha habido refundaciones, nos referimos a refundaciones exitosas. Se ha “parcheado” vendiéndonos la idea de que todo ha cambiado, y todo ha seguido igual. Lo sabemos y lo aceptamos, y vivimos. Pero resulta que ahora sí que todo ha cambiado, a mal, a mal para los débiles.
Por supuesto que se necesita un nuevo contrato social, como reclama Estefanía, o no, sino tan sólo cumplir el previo a la crisis: quien cumple las reglas del juego, progresa, logra la estabilidad y la tranquilidad en su vida, y una mejor para sus hijos. Se han producido cuatro grandes transformaciones tras el fin de la II Guerra Mundial (que trajo el acuerdo tácito señalado), que a modo de tormenta perfecta nos llevaron al robo de 2008, la mal llamada crisis.
Completo artículo, imprescindible lectura, pero opina con claridad: ahora al que más tiene, más se le dará, y el que menos tiene menos tendrá.
Más vale que tomen nota.
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